La triste historia de Juana I

1479. Nace Juana I en Toledo, España, fue la tercer hija de los cinco hijos de Fernando II de Aragón e Isabel I la Católica. Desde niña mostró gran indiferencia y escepticismo religioso, lo cual provocó pleitos con su muy estricta madre.

Recibe una amplia educación de parte de la humanista Beatriz Galindo la Latina, gran amiga y consejera de su madre, en tanto gobernanza, lenguas romances y latín, danza, música y cabalgata. Isabel y Beatriz formaron la Casa de la Reina, un espacio de encuentro para eruditas que impulsaban las artes y la participación política de las mujeres, escasa en esa época.

En su biblioteca, tenían una copia de El libro de la ciudad de las damas (Le Livre de la Cité des Dames), en el cual la poeta francesa Christine de Pizan defiende a las mujeres de la misoginia, haciendo un basto archivo donde nombraba a cientos de mujeres ilustres de la historia.

1492. Colón, enviado por Isabel la Católica “descubre las Américas”, Isabel logra la reconquista de Granada, el último reducto musulmán de la península ibérica y se expulsan a los judíos de España.

Es decir, a los 13 años, Juana presenció lo que hoy en día sería como descubrir otro planeta habitado del universo, combinado con el fin de una guerra larga y sangrante, todo en medio de la Santa Inquisición.

1496. Por motivos políticos, mandan a Juana a Flandes para su matrimonio con Felipe el Hermoso y a su hermano Juan a casarse con la hermana de Felipe, Margarita de Austria, quien dicen lo mató de exceso de sexo a las 6 semanas. Es enviada con la flota más grande jamás ensamblada en una misión de paz en España, con mas de 15,000 hombres, para mostrar a Francia, su enemigo, el poder de España. Al llegar a Flandes, se hunde uno de los barcos con 700 marineros a bordo junto con casi todos sus objetos personales: ropa, joyas, todo.

Todo empeoró para Juana cuando Felipe no apareció a su llegada en la costa de Flandes, también por motivos políticos. Sin embargo, se enamoraron al verse por primera vez en Lier, ella de 17 años y virgen, y él de 18, ( a este sitio fui a fotografiar la primera habitación donde hicieron el amor y donde la gente de Lier, todavía allí, aplaudieron sus gemidos y gritos de placer desde debajo de la ventana.) El ambiente de la corte con el que se encontró Juana era radicalmente opuesto al que vivió en su España natal. Por un lado, la sobria, religiosa y familiar corte de Fernando e Isabel contrastaba con la desinhibida y muy individualista corte borgoñona-flamenca, muy festiva y opulenta gracias al comercio de tejidos que sus mercados dominaban desde hacía siglo y medio. Y donde Felipe estaba todo el tiempo rodeado por mujeres guapas, ambiciosas y dispuestas.

1498 - 1501. Al poco tiempo llegaron los hijos, con periodos de abstinencia conyugal que agudizaron los celos de Juana. Ella solía cortar las caras de las mujeres que rodeaban a Felipe con un par de tijeras. El 15 de noviembre de 1498, nació su primogénita Leonor. Juana vigilaba a su esposo todo el tiempo, y pese al avanzado estado de gestación de su segundo embarazo, del que nacería Carlos, luego el emperador Carlos V, el 24 de febrero del año 1500, asistió a una fiesta en el palacio de Gante y ese mismo día tuvo a su hijo, según se dice, en un retrete del palacio.

En 1501, nació una hija llamada Isabel en honor a su madre. Varios sacerdotes enviados a Flandes por los Reyes Católicos informaron en este tiempo que Juana seguía resistiéndose a confesarse y a
asistir a misa.

1501 - 1504. Muertos sus hermanos, Juana se convirtió en heredera de Castilla y Aragón. En noviembre del año 1501, Felipe y Juana, dejando a sus hijos en Flandes, emprendieron camino hacia Castilla por tierra. Entonces en 1503 Felipe regresa a Flandes, y Juana, embarazada, permanece en España a petición de su madre la reina Isabel. Triste, desolada y extrañando a sus hijos, y a Felipe, dio a luz a su cuarto hijo. Y de inmediato pidió permiso para volver a Flandes, pero su madre se negó y la encarceló en el Castillo de Mota.

Las discusiones entre ambas mujeres tuvieron graves efectos en la salud de ambas, y según el relato de la propia Isabel, su hija Juana estuvo en el recinto exterior del castillo, desnuda, hasta las dos de la madrugada en una de las noches más frías del año. Con este gesto, Juana forzó a su madre a permitirle partir hacia Flandes con Felipe en 1504 donde llegó en junio. Isabel la Católica muere el 26 de noviembre del 1504 y Juana es declarada reina pero Felipe no acepta esto, él quería el poder.
( ¿Qué habrá sentido Juana en ese momento? )

( Yo considero que la actitud mucho más represiva de su esposo, padre e hijo a partir de la muerte de Isabel fue una revancha contra el gran poder y la fuerza dominante de Isabel, una mujer. Curiosamente, Isabel en vísperas de su muerte, no cedió la regencia de Castilla ni a Felipe ni a Fernando, su esposo. Confió en su hija Juana, pese a indicar en el testamento que no reinaría si algo la incapacitaba, sobretodo el temperamento airado de Juana, con tendencia a incurrir en el desacato, lo que acarreó a la Reina numerosos disgustos en los últimos años de su vida. )

1505-1507. Entretanto, Felipe y Juana permanecieron en la corte de Bruselas, donde el 15 de septiembre de1505, ella dio a luz a su quinto hijo, una niña llamada María. Mientras tanto, se preparó una gran flota para transportar a la nueva familia real castellana a su reino. A pesar del riesgo que suponía navegar en invierno, partieron el 10 de enero de 1506 con 40 barcos. El 28 de junio, Felipe le comunicó a Juana que había firmado con su padre la concordia de Villafáfila, en la que se estipulaba que si la nueva reina no quería o no estaba en condiciones de gobernar, Felipe asumiría total autoridad y hasta continuaría siendo rey a la muerte de su esposa.

En un principio a Juana le habían indignado estas negociaciones pero luego pareció no prestarles atención. En lugar de pronunciarse, sólo pidió recorrer los jardines del Condado de Benavente, famosos por su colección de animales. Cuando vio los pavos reales, Juana se alejó a la carrera hasta topar con la casa de una tahonera donde refugiada en la cocina, se resistió a salir pese a las súplicas de su esposo y a que la casa quedó rodeada por los soldados alemanes de Felipe.
( ¿Qué pasó allí? )

La muerte repentina de Felipe, el 25 de septiembre de 1506, supuso sin duda un tremendo golpe emocional para Juana, embarazada de su sexto hijo. Nunca quedó claro si lo mató un virus, un veneno o el colapso al beber un vaso de agua helada tras jugar un partido de pelota, apenas diez semanas después de su coronación. En ese momento ella decidió trasladar el cuerpo de su esposo hasta Granada, tal como él mismo había dispuesto viéndose morir, excepto su corazón, que deseaba que se mandase a Bruselas, como así se hizo, viajando siempre de noche.

La reina Juana no se separaría ni un momento del féretro y este traslado se prolongaría durante ocho fríos meses por tierras castellanas. Nunca se han podido verificar las historias macabras sobre su empeño en reabrir el féretro del esposo mientras lo trasladaba de un pueblo a otro de Castilla, a fin de examinar sus restos, quizá para evitar que se extraviaran o fueran robados, ya que si se sepultara Felipe, ella podría verse obligada por su padre a casarse otra vez por más motivos políticos, estando ella en tremendo luto y muy enamorada todavía. En Torquemada, el 14 de enero de 1507, Juana daba a luz a su sexto hijo y póstumo de su marido, una niña de nombre Catalina.

1509-1555. La reina Juana trató de gobernar por sí misma, revocó e invalidó las mercedes otorgadas por su marido, para lo cual intentó restaurar el Consejo Real de la época de su madre. Pero su padre Fernando el Católico se hizo con las riendas del gobierno de Castilla, además del de Aragón, y encarceló a Juana en el castillo-palacio de Tordesillas desde 1509 hasta su muerte. De hecho, Juana nunca fue declarada incapaz por las Cortes de Castilla ni se le retiró el título de reina. Mientras vivió, en los documentos oficiales debía figurar en primer lugar el nombre de la reina Juana. Posterior a la muerte de Fernando en 1516, su hijo Carlos la mantuvo encarcelada y hasta la torturaba periódicamente con sus supuestas obligaciones religiosas.

El Marqués de Denia, cuya familia se encargó de vigilar a la reina hasta su muerte en el año 1555, siguiendo órdenes de su hijo Carlos V, restringió a Juana el acceso a cualquier información políticamente sensible. Durante cuatro años no informaron a Juana de que su padre había fallecido. Denia apartó a la infanta Catalina del cuidado de su madre en 1525. Juana y su hija fueron ninguneadas y maltratadas física y psicológicamente por sus carceleros.

El Marqués cumplió su función con gran celo, como parecía jactarse en una carta dirigida al emperador en la que aseguraba que, aunque doña Juana se lamentaba constantemente diciendo que la tenían encerrada como presa y que quería ver a los grandes, porque se quería quejar de cómo la tienen, el rey debía estar tranquilo, porque él controlaba la situación y sabía dar largas a esas peticiones. Su carcelero Luis Ferrer, admitió haber usado la violencia en alguna ocasión para preservarle la vida, pues se negaba a tomar alimento.

Juana se deterioró progresivamente y los episodios depresivos sucedieron cada vez con más intensidad. Aseguraba su hija Catalina, cuando se comunicaba con el emperador, que su hermano Carlos no permitía que su madre ni siquiera paseara por el corredor que daba al río: Y la encierran en su recámara que no tiene luz alguna. En los últimos años, a la presunta enfermedad mental se unía la física, completamente cierta. Tenía grandes dificultades en las piernas, las cuales finalmente se le paralizaron. No quería comer, ni se peinaba, tampoco se aseaba o vestía y se negaba obstinadamente a oír misa, haciendo evidente su aberración por estas actividades.

Juana I de Castilla murió el Viernes Santo de 1555, a los 76 años, tras haber permanecido confinada casi medio siglo. Sus últimas palabras fueron: «Jesucristo crucificado sea conmigo».

Su padre Fernando, su hijo Carlos y su nieto Felipe II, destruyeron toda su correspondencia, todo documento de ella y la intentaron borrar por completo de la historia. Carlos llegó a ser el más poderoso monarca de la historia hasta entonces, bajo su reino en 1519 Hernán Cortez conquista a México. Sus otros cinco hijos, se volvieron todos reinas y reyes, justo como Juana lo predijo.

Intentaron borrar a Juana I de la historia, pero fue ella quien dio a luz a la edad moderna.

Aquí la recordamos.


Alicia Christov - Marzo – 2023